Descubre la fascinante leyenda del Cristo de la Luz en la Mezquita de Toledo

Con más de 1.000 años de historia, este lugar es el cuna del arte mudéjar en España, que a su vez es sinónimo de este estilo en el resto del mundo. Todo comenzó cuando se construyó un ábside para convertirlo en una iglesia cristiana.

leyenda del cristo de la luz

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Análisiseditar

La mezquita del barrio se destacaba por ser de menor tamaño que las mezquitas principales y por su libertad estructural. Sus pequeñas cúpulas eran sus principales características.

En su estructura exterior, predominaba el uso de ladrillo rojo y mampostería en hiladas, una técnica derivada de Oriente Medio muy popular en el arte mudéjar por su bajo costo. La fachada principal contaba con tres puertas de acceso con diferentes tipos de arcos.

En la parte oeste se encontraba el patio, conocido como shan, donde hoy en día se puede ver un pozo que probablemente se utilizaba para abluciones en la época califal.

El muro este, que da hacia la qibla donde se encontraba el mihrab, es el único que no cuenta con ornamentación, a excepción de un vano con arco de herradura que se cree fue añadido en época cristiana. La orientación de la mezquita hacia Córdoba fue un símbolo del esplendor del Califato cordobés, que desafiaba el poder de Bagdad.

Crónica de la Mezquita del Cristo de la Iluminación

Conocida como la ermita de la Santa Cruz durante la conquista de Toledo por Alfonso VI en 1085, un siglo después pasó a pertenecer a los Caballeros de la Orden de San Juan. La historia cuenta que durante la entrada triunfal del rey Alfonso VI en Toledo, el caballo del Cid se arrodilló frente a la mezquita, en señal de respeto y veneración hacia un Cristo que, detrás de un muro, había permanecido oculto durante la dominación musulmana, iluminado únicamente por una lámpara.

La fachada de la ermita posee una inscripción que establece su fecha de construcción en el año 999 de nuestra era. Además, se ha relacionado con la prominente familia de los Banū l-Hadīdī, cuyos miembros eran ulemas, es decir, hombres de ciencia y religión, y tenían una gran influencia en la vida política y cultural de la ciudad.

Localización

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Leyendaseditar

Cuenta la leyenda que durante la conquista de Toledo, cuando los ejércitos entraron en la ciudad, el caballo del rey se arrodilló frente a la mezquita, donde hoy vemos una piedra blanca en el pavimento. Por más que el monarca intentaba levantarlo, resultó imposible, lo que se interpretó como una señal divina. Por ello, se excavó el interior del edificio y se encontró una imagen del Cristo crucificado y una lámpara de aceite encendida durante más de 300 años. Según la tradición cristiana, los toledanos habrían escondido esta imagen sagrada en ese lugar para protegerla de la profanación de los musulmanes durante su dominio en la ciudad.

Arte

Este edificio milenario es una muestra única de la persistencia del arte de Al-Ándalus. Se trata de una mezquita o pequeño oratorio que data de la época califal. Dos siglos más tarde, al ser remodelado como iglesia, se le añadió un ábside, siguiendo el estilo de la edificación original. Esta perfecta combinación y simbiosis, dio lugar al arte mudéjar.

La mezquita cuenta con una planta cuadrada y de pequeñas dimensiones, mide alrededor de 8 metros cuadrados. Se distribuye mediante cuatro columnas en tres naves paralelas, cruzadas por otras tres naves transversales. Esto divide el espacio en 9 tramos cuadrados, cada uno cubierto con bóvedas de distintos estilos.

Llama la atención que las columnas han sido reutilizadas, sin basas y con capiteles de labra tosca en tres de ellas. La cuarta columna fue reconstruida tras una restauración en 1909.

Estructuraeditar

La estructura de la construcción es casi un cuadrado, con una anchura cercana a los 9 metros. A partir de los cuatro pilares centrales se distribuyen nueve compartimentos abovedados. El mihrab, situado al este en el muro de la alqibla, se encontraría a la derecha de la entrada. Se cree que esta área sagrada sería móvil o una hornacina, ya que no se han encontrado restos arquitectónicos.

El alzado se compone de tres cuerpos, excepto el central que consta de cuatro. Los pilares separan las naves del primer tramo y se relacionan con los arcos de herradura del segundo tramo a través de cuatro capiteles de estilo visigodo que fueron reutilizados. El tercer cuerpo está formado por nueve bóvedas de crucería califal, siendo la bóveda central ligeramente más elevada que las demás, creando una sensación de centralidad en la planta (una técnica de origen bizantino).

En la ampliación del siglo XII (1187), se añadió un tramo recto cubierto por una bóveda rebajada de ladrillo y un tramo absidial con bóveda de medio cañón. Es destacable la presencia de frescos del siglo XIII conservados, como el pantocrátor, los tetramorfos, diferentes santos y un clérigo con una maza. También se pueden apreciar inscripciones con caracteres cúficos sin significado aparente, utilizadas como decoración en la época.

Restauracióneditar

Recientemente, el edificio se encuentra en un proceso de exhaustivos estudios y trabajos de restauración, con el fin de abordar problemas como la humedad que causa daños en sus cimientos. A pesar de ello, el comportamiento excepcional a lo largo de los siglos de sus aparentemente frágiles bóvedas, ha llevado a definirlo como una "estructura dúctil", según palabras del arquitecto Francisco Jurado, encargado de su preservación en los últimos años.

Gracias a las obras realizadas para resolver los problemas de infiltraciones en los cimientos de la mezquita, se ha descubierto en el subsuelo del jardín, a una profundidad de más de cinco metros, una necrópolis que posiblemente pertenece a la primera ocupación de la conquista cristiana. Además, se ha hallado una vía romana con grandes losas de granito de 5 metros de ancho, en un estado de conservación impecable, y debajo de ella se puede apreciar una cloaca.

En el interior de la mezquita también se ha descubierto una pequeña cueva excavada debajo del suelo, que posiblemente se usó para el culto de alguna otra devoción, o tal vez como lugar de retiro espiritual de un ermitaño.

La inscripcióneditar

La fachada sureste del templo cuenta con una inscripción epigráfica realizada en ladrillo rojo, al igual que el resto de la edificación. Esta inscripción fue descubierta en el año 1889 y, además de indicar la fecha de construcción, menciona a los arquitectos encargados de su reconstrucción, Musa ibn Alí y Saas, quienes parecen pertenecer a la corriente sufí.

Esta inscripción ha dado lugar a diversas interpretaciones. Una de ellas sostiene que el templo es anterior a la fecha indicada, lo cual ha sido corroborado por recientes investigaciones arqueológicas que sugieren la existencia de un edificio de origen romano en el mismo lugar.[1]

Según Amador de los Ríos, la mezquita fue ordenada construir por Ahmad Ibn Hadidi, del que no se tiene más información, y fue edificada por el arquitecto Musa Ibn Alí a finales del año 999. Además, este mismo experto realizó un proyecto de restauración de todo el conjunto, incluyendo la Casa de Oración árabe. Según él, esta sería la parte más antigua del edificio ya que, anteriormente, habría sido reconstruida a partir de una iglesia visigoda a la cual se le habrían sustituido el ábside y el transepto mudéjares por una cabecera compuesta por tres ábsides semicirculares, lo cual sería poco probable en una iglesia visigoda que se completaría...

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